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Que significa decirle SI a DIOS?
Por el Pastor Tim Mossholder
Decirle SI a Dios
es la decision mas importante que
jamas haya hecho!
¿Por qué? Porque Dios espera tu permiso para revela Su plan maravilloso para tu vida; un plan que incluye la sanidad del dolor, la libertad de pecado, la culpabilidad, y la realidad de la vida eterna. Dios nunca forzará Su plan en ti. Él, espera con paciencia y amor que tú le digas SÍ. ¿No es asombroso? ¡El Creador del universo espera que tú y yo le digamos SÍ!
Algunas personas nunca le dicen SÍ a Dios; viven sus vidas diciéndole NO, eligiendo vivir por sus propias reglas y deseos. El problema es que si vives por tus propias reglas, morirás por tus propias reglas. La Palabra de Dios, la Biblia es clara al respecto, cualquier plan que no sea el Suyo, conduce a la muerte. Solamente Su plan es el que guía hacia la vida. La Biblia nos dice: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).
¿Qué es "pecado"? Es decirle NO a Dios. El pecado dice, “¡Yo sé más que Dios! ¡Viviré a mi manera y haré las decisiones que yo quiera hacer!" Algunas personas pecan debido a un orgullo rebelde, saben lo que Dios dice, pero escogen hacer lo suyo de todas maneras. Otros pecan debido a la ignorancia; han crecido haciendo lo suyo y nunca han pensado en el plan de Dios, que imparte vida.
Sin importar cual sea el motivo para no decirle SÍ a Dios, el resultado es claro: la muerte. Y la muerte no es sólo lo que ocurrirá cuando dejes de respirar. En última instancia, la muerte es la separación total de Dios, ahora y por la eternidad. La buena noticia es que nadie tiene que morir fuera del plan de Dios. Cuando le dices SÍ, Él promete que tendrás una nueva vida con Él.
Esta es la promesa de Dios, expresada por Jesús: “Porque de tal manera amo Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Decirle SÍ a Dios significa que:
- Tú crees que Él es real.
- Tú crees que lo que Él ha dicho es verdad - Su plan es la única forma de obtener una vida real, aquí en la tierra y para siempre.
- Tú eliges vivir tu vida diciéndole SÍ a Dios continuamente.
¡Así de simple! Si has dado los pasos anteriores, entonces Dios ha escuchado tu "SÍ", Sus promesas y plan para ti han sido asegurados. A medida que leas las páginas siguientes, descubrirás más acerca de esta elección maravillosa que has hecho.
A quien le dijiste que SI?
Tú le has dicho SÍ al ÚNICO Y VERDADERO Dios.
Cuando le dijiste SÍ a Dios, no estabas uniéndote a una iglesia o adquiriendo una experiencia religiosa, estabas entrando a una relación con el Único que en verdad te puede salvar. Aunque existen otras religiones con otros dioses, ¡Jesús fue el único que murió por ti, sólo Jesús resucitó de los muertos, y solamente Jesús tiene el poder para salvarte! Ningún líder religioso puede hacer estas afirmaciones.
Jesús quería estar seguro de que entendamos que en realidad Él es el único y verdadero Dios - que Él no es sólo "una buena idea” o “una de los muchas formas” para llegar al cielo. Jesús les dijo a sus seguidores: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).
Pedro, uno de Sus seguidores más cercanos, entendió esto. Después de que Jesús ascendiera al cielo, Pedro declaró, “En ninguno otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). No hay diferentes caminos hacia el cielo, y no existen varias maneras para ser libres de nuestros pecados. ¡Jesús es el único y verdadero camino, enviado por Dios para asegurar nuestra libertad y vida eterna!
Tú le dijiste SÍ al Dios que TE AMA.
Algunas personas imaginan a Dios como un juez cruel. Lo perciben como alguien que no halla la hora de castigarlos por cada error y que está esperando el momento para descargar sus rayos sobre ellos. ¡Nada puede estar más lejos de la verdad! De hecho, Dios ama profundamente a cada persona sobre la faz de la tierra. En 1 Juan 4:16 la Biblia nos dice, “¡Dios es amor!”
El amor de Dios es tan grande que se extiende aún a quienes le han odiado e ignorado. Romanos 5:8 dice: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.” Dios ama a los pecadores, lo cual significa que Dios nos amó antes de que le hayamos dicho SÍ.
Debido a que Dios nos ama profundamente, El nos ha dado el regalo más extraordinario, Su propio Hijo. En 1 Juan 4:9-10 leemos, “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él. En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”.
El amor de Dios no es algo que debemos ganar - no lo lograríamos aunque lo intentáramos. Ya que nunca podremos ser lo "suficientemente buenos", Él nos ofrece Su amor gratuitamente. Todo lo que hay que hacer para recibirlo es decirle SÍ. El amor de Dios es incondicional. Romanos 8:38-39 dice: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. “
Tú le dijiste SÍ al Dios que hace PROMESAS
Él no es solamente el único y verdadero Dios que nos ama, sino también el Dios que hace promesas ¡la Biblia está llena de ellas! Lee estas promesas, en voz alta, y te darás cuenta que son para todos (incluyéndote) los que le digan SÍ a Dios.
- Dios Promete Vida Eterna
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11-12).
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque este muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente” (Juan 11:25-26ª).
- Dios Promete Libertad del Pecado
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
"Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras" (Tito 2:14).
- Jesús Promete Regresar y Llevarnos a Cielo
“Y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomare a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3)
“Si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor" (1 Tesalonicenses 4:14, 16-17).
- Dios Promete Escuchar Nuestras Oraciones
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7)
Tú le dijiste SÍ al Dios que es eternamente Fiel.
¿Alguna vez has estado cerca de una persona que siempre hace promesas, pero nunca las cumple? ¡Estoy seguro que sí! No pasa mucho tiempo para que dejes de creer en lo que dice.
Una de las cualidades más asombrosas de Dios es Su fidelidad total. ¡Él no solamente hace promesas sino que las cumple! Hebreos 10:23 dice, “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.” Y el rey David escribió, " Fiel es el Señor a su palabra y bondadoso en todas sus obras" (Salmo 145:13b NVI
La fidelidad de Dios es muy importante, porque si no fuera absolutamente fiel, sería absurdo que confiáramos en Él. Sin embargo, debido a que es fiel, podemos depositar nuestra confianza en Él y en Su palabra. Cuando le decimos SÍ a Dios, no estamos de pié sobre una base inestable sino sobre la base firme de la fidelidad inconmovible de Dios
En caso de que tengas dudas, la fidelidad de Dios no cesó cuando Jesús ascendió al cielo, en Hebreos 13:8 leemos, “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, por los siglos.” ¿No es grandioso saberlo? El mismo Jesús fiel que estuvo a la disposición de sus amigos; el mismo Jesús fiel, que se apartó de su recorrido para ir a sanar a los enfermos y pasar tiempo con los marginados; el mismo Jesús fiel que perdonó a los pecadores y reprendió a los soberbios, ¡el mismo Jesús está con nosotros hoy y también estará mañana!
A que le dijiste SI?
Le dijiste SÍ a la SALVACIÓN.
Cuando tú le dices SÍ a Dios y a Su plan, ¡El te salva! La Biblia es muy clara- antes de que aceptáramos el ofrecimiento de Dios, la salvación, estábamos espiritualmente muertos, en camino a una eternidad totalmente excluida de Dios. Cuando le decimos SÍ, Él nos rescata (o "salva") y nos lleva de la muerte hacia la vida en Él.
La Palabra de Dios nos dice, “Y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Pero Dios que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos ama, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:1, 4-5a). En Juan 5:24, Jesús declara, “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
Jesús llamó este cambio radical, de muerte a vida, “nacer de nuevo”. Esta frase, “nacer de nuevo” nos ayuda a comprender que no es suficiente estar vivos físicamente. Sólo porque nuestros corazones laten, no significa que tenemos vida espiritual. Debe haber un momento, un tiempo de nacimiento nuevo, en el que le decimos SÍ a Dios. Ese es el momento en que recibimos vida espiritual por medio de Él.
Le dijiste SI a la ESPERANZA.
La desesperación rodea a nuestro mundo, y por una buena razón. Sin Dios, este mundo es todo lo que tienes (con todos sus problemas, dolores, preocupaciones y muerte). Aunque trates de vivir una vida decente y sin dolor, algún día llegará a su fin. ¿Dónde está la esperanza en ello? Sólo cuando Dios entra en nuestras vidas pasamos de la desesperanza a la esperanza.
Tenemos esperanza por lo que Dios es y lo que Él ha prometido, que es firme, constante y verdadero, aun en medio de desafíos complejos. Escucha las palabras de Jeremías, un siervo fiel de Dios que estaba pasando por un tiempo muy angustiante, “Recuerda que ando errante y afligido, que me embargan la hiel y la amargura. Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo. Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!" (Lamentaciones 3:19-23).
Jeremías sabía que su esperanza no se asentaba en sus circunstancias, su esperanza permanecía en el Dios viviente. No importa lo que estés enfrentando en este momento, no importa cuán dificultoso sea, no hay razón para que estés atrapado en la desesperanza. ¡Cuando le dices SÍ a Dios, entras a una relación con Aquél que es más grande que tus problemas! ¡Él es tu esperanza! ¡Con Dios, tú lo lograrás! Romanos 15:13 nos anima de la manera siguiente, “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo".
Le dijiste SI al PERDON.
Cuando Cristo murió en la cruz, la historia se dividió en dos partes. Este evento fue el momento único y más determinante de todos los tiempos. Jesús entregó Su vida voluntariamente para pagar el precio del pecado del mundo - incluyendo el tuyo y el mío. ¿Por qué lo hizo? Para que recibiéramos el perdón de todos nuestros pecados y entráramos a una relación con Dios. Cuando le decimos SÍ a Dios, somos perdonados, sin tener la necesidad de cargar el peso de la culpa y la vergüenza de nuestra maldad. No importa que tan malos hayamos sido, el perdón de Dios es total y completo.
Dios promete: “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta; si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana” (Isaías 1:18).
Pero, ¿no podría haber sido de otra forma? ¿Realmente Jesús tuvo que morir por el perdón de nuestros pecados? Sí, Jesús tuvo que morir – fue la única manera. Era necesario un pago radical por toda la maldad cometida a través de la historia de la humanidad – y el único pago extremo y suficiente fue el Hijo de Dios, perfecto y sin pecado, Jesús.
La Biblia nos dice, “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificado gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados” (Romanos 3:23-25).
Le dijiste SI a la LIBERTAD.
Una de las peores cosas acerca del pecado es que sin Jesús, estamos atrapados en el mismo. El pecado es una potencia perversamente adictiva, que no podemos dejar en nuestras propias fuerzas. Antes de decirle SÍ a Dios, el pecado era nuestro dueño y nosotros sus esclavos. Pero ahora que le hemos dicho SÍ a Dios, tenemos libertad del control del pecado y su autoridad sobre nosotros ha sido quebrantada.
Dios mismo pagó el precio para que fuéramos libres del control del pecado, “En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7).
Esta libertad que tenemos no significa que nunca más pecaremos. Esto significa que no tenemos por qué pecar - Dios nos ha dado el poder para decirle NO al pecado y hacer decisiones correctas. Romanos 6:16-18 nos dice, “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia? Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de justicia”.
No importa cuán atrapado estés por el pecado, Dios te puede libertar. ¡Las drogas, la lujuria, el odio, los hábitos y las adicciones, no se igualan al poder maravilloso de nuestro Señor, Jesucristo! Tal como elegiste decirle SÍ a la salvación de Dios, elige caminar en Su poder y vive libre de una vida de pecado.
Como puedes Seguir Diciendole SI a Dios?
Una cosa es decirle SÍ a Dios y comenzar nuestra relación con Él, pero otra cosa es continuar diciéndole SÍ por el resto de nuestras vidas. Aceptar Su promesa de salvación es algo fácil – después de todo, Jesús hizo todo el trabajo pesado – lo único que debemos hacer es recibir y actuar afirmados en Su promesa. Sin embargo, es más desafiante vivir de tal manera que nuestra relación con Dios continúe creciendo. ¡De hecho, debemos trabajar en ello!
Pablo comprendió este principio. Él fue uno de los seguidores de Jesús y un líder increíble. Pablo viajó de ciudad en cuidad proclamando las buenas nuevas de Jesús, y escribió varios libros de la Biblia. Pero incluso, este gran líder cristiano comprendió que debía continuar diciéndole SÍ a Dios. Esto es lo que él nos dice, “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).
Como Pablo, necesitamos entender que “no somos todo lo que deberíamos ser”, pero al continuar diciéndole SÍ a Jesús no tropezaremos y caeremos sino que acabaremos la carrera y recibiremos lo que Dios tiene para todos nosotros.
A continuación hay cinco puntos de acción que te ayudarán a mantenerte centrado en el crecimiento de tu relación con Jesús. No son cosas que “tienes que hacer para ser salvo” sino las que debes “hacer” porque ¡eres salvo!
CONÉCTATE con una iglesia local.
La Palabra de Dios nos dice en 2 Timoteo 2:22b, “sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan el Señor.” Nada te ayudará más, a continuar creciendo en tu vida cristiana, como la participación en una relación auténtica con otras personas que han optado por seguir a Dios.
BAUTIZATE en agua.
Si aún no te has bautizado en agua, hazlo pronto. No solamente es una declaración pública de que le has dicho SÍ a Dios, sino que también es un paso de obediencia al continuar tu vida diciéndole SÍ. Hechos 2:38 dice: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros…”(HAGA CLIC AQUÍ para descubrir más sobre el bautismo en agua.)
DEDÍCATE a la ORACIÓN.
La oración es una forma de comunicación activa, hablando y escuchando, conectándonos con el Dios viviente quien desea relacionarse con nosotros. En Filipenses 4:6, Pablo nos instruye, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dos en toda oración y ruego, con acción de gracias".
Pasa tiempo en la PALABRA de Dios.
¡La Biblia, en realidad, es sorprendente! Contiene todo lo que necesitamos para saber quién es Dios, cómo quiere que vivamos, y cómo podemos tener una relación con Él, por medio de su Hijo Jesús. 2 Timoteo 3:16-17 nos dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
APÁRTATE del pecado.
Cuando le dices SÍ a Dios, y le confiesas tus pecados, Él te perdona y te libera totalmente de tus pecados y de toda culpa. No necesitas continuar arrepintiéndote por los pecados del pasado ¡ya no existen! Pero parte de seguir diciéndole SÍ a Dios significa aprender a decirle NO al pecado. La Biblia nos enseña “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo” 2 Timoteo 2:19b. Esto es un proceso desafiante, ¡pero tú lo puedes hacer!
Como decir SI!
Si no has puesto toda tu confianza en Jesús, lo puedes hacer en este mismo momento. No existe un tiempo o lugar mejor que éste. Él está esperando que le digas SÍ. Para hacerlo, repite una oración sencilla como la siguiente:
“Jesús, yo creo que Tú eres quien dices ser en la Biblia. Que Tú eres el Hijo de Dios que me ama, que murió por mí y resucitó con poder. Gracias, por perdonarme de todos mis pecados para que yo pueda vivir en Ti para siempre. Confieso que Tú, Jesús, eres el Señor de mi vida, y desde este día, te seguiré".
En Romanos 10:9-10 leemos, “Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo".